Educación

Nueva Reforma de la Selectividad: Reducción de Opciones y Mayor Nivel de Exigencia

Valencia – 27 de septiembre de 2024 – 05:30 CEST

Los responsables de coordinar las pruebas de acceso a la universidad en las distintas comunidades autónomas de España han llegado a un acuerdo para definir los lineamientos de la nueva Selectividad, que comenzará a aplicarse en junio de 2025. Este nuevo formato afectará a más de 300.000 estudiantes que se preparan para ingresar en la universidad. Entre las novedades, se destaca la reducción de las opciones de examen a un solo modelo por asignatura y la inclusión de un porcentaje importante de preguntas competenciales, lo que aumenta la dificultad para los aspirantes.

Un solo examen por materia

Uno de los principales cambios de la nueva Selectividad es que los estudiantes no podrán elegir entre varios modelos de examen. Hasta ahora, los exámenes de Selectividad ofrecían dos versiones, permitiendo a los alumnos seleccionar la que consideraban más conveniente. A partir de junio de 2025, esta opción desaparecerá, y solo habrá un único modelo de examen por asignatura.

Esta modificación responde a la voluntad de las autoridades educativas de establecer un nivel de dificultad homogéneo para todos los estudiantes a nivel nacional, evitando diferencias que pudieran surgir según la opción escogida en cada comunidad autónoma.

El acuerdo también tiene como objetivo garantizar que todos los estudiantes enfrenten la prueba en igualdad de condiciones, sin importar la región en la que realicen el examen, reduciendo posibles subjetividades en la selección de preguntas más o menos accesibles. “Se trata de asegurar que los exámenes sean iguales para todos, independientemente de su lugar de procedencia”, señalaron fuentes cercanas al Ministerio de Educación.

Aumento de preguntas competenciales

Otro de los aspectos centrales de la reforma es la introducción de preguntas de tipo competencial en una parte significativa del examen. Estas preguntas supondrán entre el 20% y el 25% del total y deberán responderse obligatoriamente. El objetivo es evaluar no solo la capacidad de los estudiantes para memorizar contenidos, sino también su habilidad para aplicar esos conocimientos en situaciones prácticas y reales.

Las preguntas competenciales buscan medir destrezas como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la comprensión lectora y la capacidad de síntesis. Según expertos en educación, este tipo de habilidades están cada vez más valoradas tanto en el ámbito académico como en el profesional, y su incorporación en la Selectividad se alinea con una tendencia internacional para modernizar los sistemas de evaluación educativa.

Sin embargo, este cambio ha generado preocupación entre el profesorado y los estudiantes, quienes consideran que la preparación para este tipo de preguntas requiere un enfoque distinto, lo que podría añadir una carga adicional en un examen que ya es complejo.

Opiniones encontradas entre docentes y estudiantes

Las reacciones ante el nuevo formato de Selectividad han sido variadas. Mientras algunos sectores educativos y expertos en pedagogía valoran positivamente el cambio, destacando que fomenta una formación más global y menos dependiente de la memorización, otros manifiestan inquietud por el impacto que este cambio puede tener en los estudiantes, especialmente aquellos de entornos con menos recursos.

“Nos preocupa que los alumnos de centros con menos medios puedan salir perjudicados, ya que el enfoque competencial exige una metodología de enseñanza distinta, más basada en la práctica y el análisis que en la transmisión de contenidos teóricos”, expresó Ana González, profesora de secundaria en Valencia.

Por su parte, varios estudiantes han expresado sus dudas sobre cómo adaptarse a este nuevo modelo de examen. María, estudiante de segundo de bachillerato, comentó: “Es difícil acostumbrarse a tantos cambios a pocos meses del examen. Nos hemos preparado de una manera y ahora nos dicen que tendremos que enfrentarnos a un examen que no solo mide lo que sabemos, sino también cómo aplicarlo. Eso genera más presión”.

Implementación gradual y apoyo a los centros

A pesar de las críticas, el Ministerio de Educación ha defendido la medida, argumentando que es un paso necesario para mejorar la calidad educativa y preparar mejor a los estudiantes para los retos del ámbito universitario y profesional.

Para mitigar el impacto de estos cambios, se ha previsto una implementación progresiva del nuevo formato de Selectividad. En el primer año, el porcentaje de preguntas competenciales será del 20%, incrementándose gradualmente hasta alcanzar el 25% en los siguientes años. Además, se ha anunciado que se proporcionarán recursos de apoyo a los centros educativos, tales como formación adicional para los profesores y materiales didácticos actualizados.

El Ministerio también ha asegurado que los criterios de corrección se ajustarán durante la transición al nuevo modelo. “No buscamos penalizar a los estudiantes en este proceso de adaptación, sino acompañarlos para que puedan demostrar sus habilidades de la mejor manera posible”, señalaron fuentes del ministerio.

Mayor presión o necesidad de actualización

La reforma de la Selectividad se enmarca en un contexto de cambios más amplios en el sistema educativo español, con la intención de alinearse con los estándares internacionales. Sin embargo, aún está por verse cómo se implementarán estos cambios y qué impacto tendrán en los estudiantes, los centros educativos y las tasas de acceso a la universidad.

En los próximos meses, se espera que las universidades y centros de bachillerato intensifiquen la preparación de los estudiantes para este nuevo modelo de prueba, mientras que las asociaciones de padres y estudiantes seguirán de cerca el desarrollo de este proceso.

Lo que está claro es que la Selectividad de 2025 será diferente, con un enfoque más exigente que no solo evaluará los conocimientos adquiridos, sino también la capacidad de los estudiantes para utilizarlos en contextos más amplios. Las opiniones sobre si este cambio es positivo o no están divididas, pero todos coinciden en que supondrá un desafío tanto para los estudiantes como para el sistema educativo.