Arte y cultura

Lo que confiamos al viento” de Laura Imai Messina: poesía y dulzura para volver a la vida tras un tsunami

Este escritor italiano afincado en Japón se inspiró en un lugar real: una cabina telefónica, plantada en medio de un jardín, sin estar conectada a ninguna línea, donde los dolientes acuden a hablar con sus muertos. Cada año, miles de japoneses acuden allí en peregrinación. Publicado en 2021, “Lo que confiamos al viento” ya está disponible en edición de bolsillo.

La historia: En la localidad de Otsuchi, en Japón, a más de siete horas en coche al norte de Tokio, un hombre tuvo un día la idea de instalar una cabina telefónica en su jardín, para acoger la tristeza de los supervivientes del tsunami del 11 de marzo de 2011. Como Yui, que perdió a su hija y a su madre ese día. O Takeshi, que perdió a su mujer y cuya hija no ha podido hablar desde entonces. Los tres se reunirán en torno a este “teléfono del viento”, donde cada vez más supervivientes acuden a contar sus historias en un intento de calmar los ánimos. Ce que nous confions au vent, delicada novela publicada en marzo de 2021 por Albin Michel, está disponible desde enero de 2023 en rústica por 10/18.

Palabras ofrecidas al viento
Para coger el auricular de Bell Gardia, hay que ir al jardín del Sr. Suzuki, en una pequeña ciudad no muy lejos de la zona devastada por el tsunami. Muchos de sus habitantes son supervivientes. Todos ellos han perdido maridos, esposas, padres e hijos. Un dolor silencioso ante la violencia del destino, que el Sr. Suzuki, en su jardín, se ofrece a transformar en palabras que serán llevadas por el viento hasta los muertos.

A partir de este punto de partida poético, Laura Imai Messina narra el duelo íntimo vivido por dos personas aparentemente inconsolables. Yui nunca ha llorado. Aturdida por su pérdida, esta periodista radiofónica japonesa se concentra en su trabajo, que lleva a cabo con rigor. Takeshi, médico en un hospital de Tokio, no sabe qué hacer para que su hija, muda desde la muerte de su madre, vuelva a hablar.

Unidos en un mismo objetivo, estos dos personajes se reunirán cada mes para hacer el viaje en coche hasta Bell Guardia, para intentar hablar con sus seres queridos. Y poco a poco, en este ritual que se vuelve inmutable, su historia toma forma, en sus silencios que siguen a las palabras. El día que deciden llevarse con ellos a Hana, la hija de Takeshi, ocurre un milagro.

Una novela sobre el más allá
En el jardín del Sr. Suzuki, también se encontrarán con otras almas en pena, como la suya, y querrán ayudarlas, a su manera. Es una novela sobre la vuelta a la vida que se improvisa a través de los pequeños placeres de la vida cotidiana y el don de uno mismo. Laura Imai Messina intercala los capítulos de su historia con recetas de cocina, la dirección de la librería a la que acude Yui, el álbum que Takeshi lee a su hija una noche… Son poéticas instantáneas Polaroid a las que se aferran sus personajes, como tantas notas Post-it frágilmente pegadas y a punto de salir volando.

Poco a poco, la vida después se abre paso en la mente de Yui y Takeshi, pero ¿cómo no van a pensar en la idea del reemplazo? Este pensamiento que les obsesiona se disolverá como una píldora efervescente en agua dulce… Porque los ausentes formarán parte natural de esta familia que poco a poco se va reconstituyendo: a través de palabras e historias, los fantasmas acompañarán a los vivos y les ayudarán a quererse.

A través del teléfono de Bell Guardia, a través de este diálogo onírico, Laura Imai Messina describe con precisión las secretas correspondencias y simetrías que el mundo de los muertos mantiene con el de los vivos. “El Teléfono del Viento”, explica con sencillez, “es una metáfora del valor de aferrarse a la felicidad tanto como a la tristeza. Que incluso ante las pérdidas de la vida, podemos abrirnos a todos los regalos que nos da”.

Extracto: “No le gustaba hablar de sus zonas oscuras, pero había llegado a aceptarlas. Así había podido volver a cuidar de sí misma. (…) Ahora lo sabía: la vida desgasta; con el tiempo, crea innumerables defectos y son éstos los que conforman la historia de cada persona, los que despiertan el deseo de mirar más allá para ver lo que ocultan. (…)
Así nació la alegría. Surgió de una palabra restaurada que siempre le recordaría el antes y sellaría el después. Como este viento nacido justo aquí, de estos dos trenes que se cruzaron en la estación de Yokohama, uno llegando, el otro yendo en dirección contraria”.

“Lo que confiamos al viento”, de Laura Imai Messina, traducido del italiano por Marianne Faurobert, disponible en rústica a partir del 18/10.