El retorno a clases en 2024 presenta desafíos significativos en el ámbito educativo, los cuales requieren atención y acción inmediata. Recuperar, reactivar y profundizar el proceso de aprendizaje son objetivos fundamentales que deben abordarse desde el aula, con la participación activa de estudiantes y docentes, quienes son los actores clave en el sistema educativo. Sin su compromiso y esfuerzo, la educación no puede avanzar.
Es crucial que los equipos directivos y de gestión escolar se enfoquen en crear un ambiente propicio para el aprendizaje. Además, es necesario que las familias brinden su apoyo, colaboración y participación activa en el proceso educativo de sus hijos. Desde firmar comunicaciones escolares hasta asistir a reuniones y entrevistas, la participación de los padres es fundamental para el éxito educativo de los estudiantes. Más allá del horario escolar, el aprendizaje debe continuar en el hogar, donde las familias pueden profundizar en los conocimientos adquiridos y ampliar la comprensión del mundo que rodea a sus hijos.
Es momento de dejar atrás prácticas educativas obsoletas, como enfocarse exclusivamente en las calificaciones, y fomentar un interés genuino por el aprendizaje que trascienda la satisfacción momentánea de obtener buenas notas. Además, es crucial reflexionar sobre el papel de la escuela como un espacio para la interacción social, el desarrollo de habilidades sociales y emocionales, como la empatía, el respeto y la tolerancia.
Durante los últimos años, el sistema educativo ha enfrentado numerosos desafíos que han afectado el proceso de aprendizaje de los estudiantes. Es importante reconocer que, si bien las decisiones tomadas durante la crisis sanitaria pueden haber sido discutibles, ahora es el momento de centrarse en lo más importante: el aprendizaje de los niños y jóvenes. El próximo ciclo escolar debe priorizar el desarrollo integral de los estudiantes, asegurando que no se vean privados de oportunidades futuras debido a interrupciones en su educación.