Arte y cultura

De desechos a desfile: un evento de moda ilumina la monumental acumulación de ropa en Chile visible desde el espacio

En el desierto de Atacama, una zona ahora conocida como un “zona de sacrificio global”, la moda rápida usada ha tomado un nuevo significado. Activistas y diseñadores se han unido para organizar un evento que busca concientizar sobre la devastación que esta industria está causando tanto en la tierra como en sus habitantes.

Vestido con capas de mezclilla, Sadlin Charles desfila sobre una pasarela de arena, rodeado de montañas de ropa y neumáticos descartados en el desierto de Atacama en Chile. Su atuendo ha sido confeccionado a partir de artículos encontrados en los montones de basura circundantes, tan vastos que son visibles desde el espacio. Casi todos estos desechos provienen de países a miles de kilómetros de distancia, incluyendo Estados Unidos, China, Corea del Sur y el Reino Unido.

Chile recibe anualmente unas impresionantes 60,000 toneladas de ropa usada. Según las últimas cifras de la ONU, Chile es el tercer mayor importador de ropa de segunda mano del mundo. Algunas de estas prendas se revenden en mercados de segunda mano, pero al menos 39,000 toneladas terminan siendo arrojadas ilegalmente en el desierto de Atacama. Este lugar, uno de los destinos turísticos más populares del país, famoso por su belleza sobrenatural y sus oportunidades para observar las estrellas, se ha convertido para los residentes cercanos a los vertederos en un sitio de devastación.

Este desfile de moda no es solo un evento artístico, sino un grito de ayuda y un llamado a la acción. Los diseñadores utilizan la ropa desechada para crear nuevas piezas, mostrando que es posible dar una segunda vida a estos materiales olvidados. Además, buscan fomentar una industria más responsable y sostenible que respete tanto el medio ambiente como los derechos humanos de quienes habitan estas tierras.

El evento ha generado un nuevo diálogo sobre cómo la moda y el consumismo afectan nuestro planeta. La elección del desierto de Atacama como escenario subraya la ironía de la belleza en medio de la destrucción y destaca la urgencia de adoptar prácticas más sostenibles en la industria de la moda, no solo en Chile, sino en todo el mundo.