El huracán Oscar tocó tierra en Cuba el domingo 20 de octubre, en las costas del sureste de la isla, como un ciclón de categoría 1, según informó el Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés). La tormenta llegó con vientos sostenidos de hasta 130 kilómetros por hora, antes de debilitarse mientras se desplazaba hacia el este, convirtiéndose en una tormenta tropical.
A las 5:50 p.m. hora local, el huracán tocó tierra cerca de la ciudad de Baracoa, en la provincia de Guantánamo, y continuó su lento avance hacia el interior, donde los vientos disminuyeron a 110 kilómetros por hora, de acuerdo con los reportes meteorológicos. Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, señaló que se han dado instrucciones precisas para proteger a la población en las áreas afectadas y para preparar brigadas de recuperación.
Antes de la llegada de Oscar, Cuba, conocida por su eficaz sistema de defensa civil y su red de refugios, ya había activado medidas preventivas en las provincias orientales, las más vulnerables a este tipo de fenómenos. El presidente Díaz-Canel confirmó que se están fortaleciendo los esfuerzos para apoyar a las provincias afectadas y que las brigadas de reparación estarían listas para actuar tan pronto como las condiciones lo permitan.
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En un mensaje en la red social X (anteriormente conocida como Twitter), el presidente cubano destacó que la prioridad es salvaguardar a la población, especialmente en áreas de alto riesgo como la Sierra Maestra, donde las lluvias intensas podrían provocar inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra.
El NHC anticipa que el huracán Oscar cambiará de dirección hacia el noreste el lunes, alejándose de Cuba entre la noche del lunes y la madrugada del martes. A pesar de su debilitamiento, las autoridades meteorológicas advirtieron sobre la posibilidad de lluvias torrenciales que podrían generar desastres naturales en las zonas montañosas del oriente cubano.
La llegada de Oscar se suma a una grave crisis energética que afecta a Cuba en los últimos días. La isla ha sufrido varios apagones totales en los últimos tres días, dejando sin electricidad a casi 10 millones de personas, una cifra que abarca a prácticamente toda la población del país. Según el Ministerio de Energía y Minas (Minem), la primera falla ocurrió el viernes, cuando una planta clave para el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) sufrió una avería inesperada.
Aunque el servicio fue parcialmente restaurado el sábado, el sistema colapsó nuevamente durante la noche, dejando a la mayoría de los habitantes sin acceso a energía eléctrica. Las autoridades han prometido que el suministro se restablecerá en gran parte del país para el lunes por la noche, aunque algunos usuarios podrían continuar sin servicio hasta el martes. Esta crisis ha afectado no solo la vida diaria de los cubanos, sino también servicios esenciales como hospitales y centros de distribución de alimentos.
En medio de la crisis energética, el gobierno cubano ha advertido que no se tolerarán actos de “vandalismo” ni protestas relacionadas con los apagones. En los últimos días, se han reportado incidentes aislados de daños a la infraestructura eléctrica, lo que ha llevado al gobierno a aumentar la presencia policial en diversas localidades del país.
“No aceptaremos ni permitiremos que nadie provoque actos de vandalismo, y mucho menos que alteren la paz de nuestro pueblo“, declaró Díaz-Canel en un mensaje transmitido por la televisión estatal. El mandatario llamó a la calma y aseguró que se están tomando todas las medidas necesarias para resolver la crisis lo antes posible.
Díaz-Canel también atribuyó parte de las dificultades a las sanciones económicas impuestas por los Estados Unidos, que, según él, han limitado la capacidad del gobierno para adquirir los repuestos necesarios para mantener las plantas eléctricas en funcionamiento. “Hoy tenemos dos problemas: no tenemos el combustible necesario y no hemos podido realizar las reparaciones a tiempo”, explicó el presidente, mencionando que la falta de divisas extranjeras, producto de lo que llamó “persecución financiera” y “bloqueo energético”, ha restringido la capacidad de importar suministros vitales.
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La crisis energética en Cuba no es nueva. Los apagones son una problemática frecuente debido al desgaste de la infraestructura eléctrica, que en su mayoría data de la época soviética. Sin el mantenimiento adecuado y con dificultades para acceder a repuestos y materiales, las plantas generadoras de energía han sufrido constantes fallos, agravados por la falta de combustible.
Este colapso en el suministro eléctrico no solo ha golpeado a la economía del país, que ya enfrenta una recesión, sino que también ha empeorado la calidad de vida de los ciudadanos, quienes luchan por acceder a alimentos y productos de primera necesidad. Las constantes interrupciones en el servicio han aumentado el descontento social y las tensiones políticas en una población ya afectada por la inflación y el desabastecimiento.
Aunque debilitado, el huracán Oscar añade un reto más para el gobierno cubano, que deberá equilibrar los esfuerzos de restauración del sistema eléctrico con la necesidad de responder a los daños causados por el ciclón. Las autoridades han pedido a la población mantenerse en sus hogares y seguir las indicaciones de la defensa civil hasta que las condiciones meteorológicas mejoren y el suministro eléctrico sea completamente restablecido.
A medida que Cuba se enfrenta a una crisis múltiple, con daños causados por el huracán y la falta de energía, el gobierno intenta coordinar un plan de recuperación que permita restablecer la normalidad lo antes posible, en medio de un escenario complejo y lleno de desafíos.
